ESTEBAN ORDÓÑEZ/HOPPES Nº9
·El trabajo en prisión es una premisa crucial para la rehabilitación social de los presos
·Los internos solicitan un puesto en los talleres para «evitar malos pensamientos y salir el patio»
“Dices que no, hermano, una sobredosis. Por mi madre, ya me comía las papelas a bocaos”, cuenta uno sonriendo y desbrozando a patadas su cigarro contra el cemento del patio. “Anda que lo que he pasao, canelita p’a los cerdos”, responde el otro mostrando con la palma muy pegada al abdomen un fardo minúsculo, “habrá barrotes, pero tengo fiesta”. Algunos presos se refugian de conversaciones como esta en los pequeños talleres de la cárcel. “No comerse el coco” es una de las principales razones por las que los internos solicitan trabajo penitenciario.