Revista especializada en delincuencia

Escoltas obligados a reinventarse

In Contextualización on May 25, 2012 at 6:39 pm
César Ponce (Hoppes nº9)

El fin de los “guardaespaldas” está próximo. El Ministerio del Interior ya ha iniciado la primera fase del plan de reducción de escoltas. Esta primera cornada afecta a los agentes de protección estática (vigilancia de domicilios), lo que supone más de un 50% de la plantilla (unos 400 escoltas de 774). Pero desde la Asociación Española de Escoltas saben que la reducción será gradual, afectando pronto a los agentes que realizan vigilancias dinámicas (acompañamiento de personas en protección). Las estimaciones más negativas temen un 90% de paro en el gremio.

No hay buena noticia sin secuelas negativas. El tan deseado cese de la actividad de la banda terrorista ETA ha deparado este escenario desolador para un grupo de trabajadores situados en el centro de la diana en la política de recortes del gobierno. A pesar de que ETA presione sobre la posibilidad de tener que volver a contar con ellos ante cualquier acto de violencia, lo cierto es que se ven obligados a reinventarse. Se propone unir su camino al de las mujeres maltratadas, aunque éstas no están dispuestas a poner otro hombre en su vida y volver a sentirse vigiladas. Se ha hablado incluso de que sean los maltratadores los escoltados, en labores más encomendadas a la vigilancia. Desde la Asociación de Escoltas se intenta encontrar trabajo como sea, aunque tenga que ser de forma estática en las prisiones y sustituyendo a Guardias Civiles. La desesperación prima sobre la voluntad.

Lo que hasta hace poco era una especialización y una misión encomendada a unos pocos se ha convertido en una cualidad sin valor. Los escoltas están en boca de los gobiernos, que plantean rebajar la gama de sus coches para reducir los costes de renting. Otros ni los llaman por su nombre y los rebautizan como “asistentes” que llevan a los niños al colegio y a los concejales a jugar al squash. Así se ha referido a ellos esta semana el portavoz de comprimís Joan Ribó.

En España seguirán habiendo amenazas de muerte y personas que necesiten protección personalizada. Sólo unos pocos privilegiados podrán seguir ejerciendo lo que realmente son, mientras el resto padece el escenario marcado por los recortes que vive el país, en el que ellos están en primera línea de fuego.

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