César Ponce (Hoppes nº9)
En un 15% de acontecimientos deportivos en edad escolar se producen conductas agresivas. Se lucha desde focos aislados por revertir la situación pero sin poner en marcha todos los medios posibles. La presión que someten los padres a sus hijos es un factor a tener en cuenta en estas conductas.
<<Antes de retirarme al vestuario, un individuo se dirigió a mí en los siguientes términos: “Vaya espectáculo, mañana saldrá en el telediario de cuatro”. Otro de los miembros del banquillo: “Hijo de puta, te espero después”. Así como un tercero tras ser expulsado se me encaró, apretando el puño y teniendo que ser retirado del terreno de juego por sus compañeros>>. Se trata de un acta textual perteneciente a un partido de fútbol de la regional alicantina que podría formar parte del estudio foral elaborado por la diputación de Vizcaya junto a la Federación de Fútbol territorial, en el que se demuestra el auge de la agresividad en el deporte escolar a través del análisis de centenares de documentos arbitrales. El 40% de los encuestados apunta a la combatividad de los padres y madres de los jugadores como motivo principal de este resplandor de belicosidad. “Los jóvenes actuales no tienen un problema de rebeldía, tienen un escenario de aprendizaje en una sociedad extremadamente agresiva, compleja y competitiva que les sitúa al borde del colapso”, avanza al respecto Jordi Puig i Voltas (Maestro de Educación Física y experto en violencia deportiva a nivel escolar). Hay que educar primero a sus referentes para que ellos eduquen a sus hijos o alumnos.