El escenario de la concienciación

ESTEBAN ORDÓÑEZ/HOPPES Nº9

Los países africanos donde se practica la mutilación genital femenina ocupan los puestos más bajos en los Índices de Desarrollo Humano. El acceso a la educación es minoritario, sobre todo en el caso de las niñas. Además, las escuelas no plantean el tema de la ablación. Hasta la década de los ochenta las comisiones de Derechos Humanos de la ONU no recopilaban datos del fenómeno.
Tasaru Ntomonok, en la región de Narok (Kenia), desabrochó el tabú. Esta organización formada por integrantes de la comunidad Masai apostó por la concienciación. Mundo Cooperante colabora con ellos, Albán del Pino, jefe de proyectos, confía en la educación como la mejor herramienta preventiva: “Es necesario inculcar una educación sexual y reproductiva para que las niñas descubran sus derechos”.

Unos cuantos cientos de kilómetros al noroeste, en Guinea-Bissau, se oyen risas de los niños y niñas que presencian una obra de teatro en la escuela de Suzana. Unos comediantes poco experimentados interpretan las consecuencias de la ablación, los matrimonios forzados, en resumen, de las conocidas como prácticas nefastas. La coordinadora de UNICEF en la Comunidad Valenciana, Teresa Martínez, confiesa: “Me sorprendió que se pudiera utilizar el humor para abordar estas cuestiones, en España lo haríamos con menos naturalidad y alegría”. Según explica, ellos están acostumbrados, hay tal drama que cualquier avance por pequeño que sea se percibe con mucha alegría. “En un país sin apenas acceso a la educación, un pequeño teatro donde los niños puedan aprender es todo un logro”, confiesa Martínez.