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Corazón civilizado

In Cárceles, Delincuencia de menores on May 25, 2012 at 6:45 pm
César Ponce (Hoppes nº9)

Los escoltas sin ocupación sustituirán a Guardias Civiles en instituciones penitenciarias españolas. Se trata del segundo paso hacia la privatización penitenciaria tras la gestión de los centros de menores, alejados del modelo público.

“El grado de civilización de una sociedad se mide por el trato a sus presos», fue la misteriosa cita de Fiódor Dostoievski, cuyo significado real muchos han intentado interpretar. Quizá hablaba de privatización penitenciaria. De forma inminente los escoltas desocupados tendrán la responsabilidad de medir el grado de la civilización española, pues serán ellos parte del personal que tenga que tratar a los presos. «No se puede hablar de gestión privada, pero puede ser un punto de partida dentro de la ola de privatización que vive el país», como apunta Enrique Sanz (Doctor en Derecho y especialista en temas de privatización penitenciaria).

La privatización de las prisiones saluda a España, de momento de lejos

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Las fugas de las cárceles, también en el siglo XXI

In Contextualización on May 24, 2012 at 1:54 pm
César Ponce (Hoppes nº9)

Sorprende encontrar noticias en los medios sobre tentativas de fugas en prisión. Aparentemente el alto número de internos no se correlaciona con intentos de motín, y los expertos opinan que el clima mediterráneo y las prisiones abiertas evitan que se generen problemas de este tipo, unido al sistema de premios y beneficios que facilita el buen comportamiento de los presos.

Sin embargo el pasado sábado dos reclusos del área de reincidentes fueron detenidos en un intento de huida en el centro penitenciario de Fontcalent (Alicante). Los rebeldes saltaron el muro del patio, llegando a descolgarse por un corredor donde fueron sorprendidos por el camión que traslada la cena a todo el complejo penitenciario. Ambos reclusos vieron interceptado su intento de fuga, el primero al quedar enganchado en la alambrada que corona el muro principal y el segundo unos metros más adelante en la zona donde se encuentran las viviendas de los funcionarios, justo después de haber sido detectados por el encargado del control de cámaras. Acaip destaca la rapidez y la coordinación de los funcionarios de prisiones, especialmente los Guardias Civiles, que abortaron la cuarta fuga en pocos meses. Estos hechos puntuales ratifican las declaraciones de Sergio Cámara y Enrique Sanz, expertos que valoran la necesidad de contar con un funcionariado de prisiones capacitado y preparado para frustrar episodios de este tipo. De forma inminente serán los escoltas desocupados los encargados de afrontar este tipo de problemas.

Las fugas de las cárceles son una realidad más allá de los míticos motines llevados al cine o la legendaria escena televisiva de colar un serrucho en el bocadillo del interno para que corte los barrotes; En la década de los 80 tres fugitivos lograron escaparse de las prisiones de alta seguridad de Alcalá-Meco y Carabanchel. Consiguieron su objetivo a través del ingenio, arrancando el inodoro de una celda, deslizándose por la galería de servicio hasta un sótano donde se deshicieron de los funcionarios de vigilancia usando pistolas simuladas confeccionadas a base de jabón y tubos metálicos con tinta china.

Grandes planes de fuga han ideado algunos miembros de la banda terrorista ETA, aunque pocos protagonizados con éxito. Ismael Berasategi se hizo pasar por su hermano José Antonio, durante una de las visitas de este último a la prisión parisina de La Santé, y consiguió abandonar tranquilamente el recinto carcelario; Félix Alberto López de Lacalle, Mobutu,considerado el número dos del organigrama de ETA, logró escapar del hotel de Aubusson donde se encontraba en residencia vigilada; Iñaki Picabea y Joseba Sarrionaindia huyeron de la prisión de Martutene, en San Sebastián, tras ser escondidos por un compañero en sendas cajas acústicas empleadas para un recital del cantante Imanol -ignorante de la argucia- y sacados en una furgoneta por la puerta grande de la cárcel; Cuatro retenidos (los evadidos de Segovia), lograron escapar del centro penitenciario en el que se recluían a través de un túnel que ellos mismos cavaron que conducía desde los retretes al desagüe, robando posteriormente un coche que les permitió salir del país.

Los anteriores son casos curiosos pero que en su momento fueron sonados y suscitaron el debate acerca de la seguridad penitenciaria de las cárceles españolas. Pero al igual que los mencionados acabaron en éxito, otros muchos fueron abortados en el intento. El hecho de haber cumplido dos décadas sin ninguna fuga etarra demuestra los avances a nivel de seguridad y control en las cárceles españolas dependientes de las arcas públicas. Estos conatos cada vez son menos frecuentes, pero pueden producirse como ocurrió el pasado sábado en Fontcalent, y las cárceles precisan de funcionarios capaces de solventarlos con diligencia.